La historia de amor de la boda de Sara y Pedro en Sitges es mágica y teníamos claro que su wedding film tenía que reflejarlo. Llevaban once meses hablando por Skype pero nunca se habían visto en persona. Decidieron encontrarse en Miami y sucedió algo increíble: “Me lo pidió el mismo día que nos vimos por primera vez, el 21 de mayo de 2016. Era medianoche y volvíamos al hotel por Lincoln Road, con nuestros Big Macs en las manos. Se arrodilló, me lo pidió y dije que sí” ¿Puede haber una historia más romántica que la de Sara & Pedro?
Sara y Pedro nos contactaron desde Montevideo cuando nosotros estábamos haciendo un viaje de un mes en Vietnam así que al principio sólo pudimos conectarnos vía mail. En su primer mensaje nos contaron muy poquito, que eran una barcelonesa y un madrileño y que se casaban el último fin de semana de septiembre, el único que a nosotros nos quedaba libre de todo el verano, por lo que inmediatamente pensamos que era el destino. No nos imaginábamos las maravillosas personas que había detrás de estas palabras ni tampoco el mimo y el detalle con el que estaban organizando su boda. Cuando volvimos a Mallorca conseguimos hablar con ellos por teléfono, dificil por la diferencia horaria y los trabajos de unos y otros, y ahí la conexión fue absoluta. Nos encantó su voz y su forma de expresarse, es normal, viniendo de dos periodistas. Nos enamoró la forma tan natural con la que hablaban de la fiesta, lo implicados que se les veía a los dos y las ideas tan divertidas que tenían para ese día. Nos transmitieron dos cosas super importantes: que estaban muy enamorados y que su boda sería muy especial. Vamos, la boda en Sitges de Sara y Pedro era el sueño de cualquier videógrafo de bodas o, al menos, lo era para nosotros.
Aunque nos habíamos visto por Skype nos conocimos finalmente en persona el día “B” en casa de la mamá de Sara, donde nos invitaron a desayunar con ellos, rodeados de su perro Kylo, sus abuelos, primos…. De allí nos fuimos juntos a la ceremonia civil que celebraron en Barcelona, donde documentamos el paseo hasta el ayuntamiento de l’Eixample, caminando por las preciosas y románticas calles del centro de la capital catalana. De Barcelona a Sitges, pasando por el hotel Meliá Sitges y luego a la Casa del Mar, donde tuvo lugar el resto de la celebración. Lo habréis visto en el wedding film pero tenemos que decirlo, los novios iban super “cool”, Pedro con un traje blanco, pajarita negra, tirantes y calcetines decorados con perro salchicha y zapatos elegantes. Sara, deslumbrante, con un vestido de pedrería, espalda descubierta y hombreras ochenteras. Hicimos un “first look”. Ambos querían verse por primera vez sólos antes de la ceremonia, con la única presencia de las cámaras (y sus videógrafos), en un momento tan privado y tan romántico que todavía se nos eriza el pelo al recordarlo. Sara salió de la casa bajo las gotas de unas nubes espesas que amenazaban con no abandonarnos en todo el día y Pedro, cobijado por un paragüas, esperaba a la intemperie impaciente. En ningún momento la lluvia les hizo plantearse hacerlo de otra manera, así es como lo habían pensado y así es como lo querían. Paso firme, risa nerviosa, abrazo por la espalda y bum! el reencuentro de miradas, el momento que da sentido al porqué y al cómo, un novio con los ojos empañados que mira boquiabierto a la chica de sus sueños quién no pierde ni un momento el contacto directo con su sonrisa. Y se abrazaron, y se besaron y se juraron amor eterno.
Cocktail de bienvenida esperando a que se fueran las nubes, inicio de la ceremonia con el agua todavía cayendo pero con la esperanza e ilusión de que se fueran, y sólo en el momento justo, se fueron. Sara comenzó a caminar hacia el altar con un paraguas y llegó al final sin él. Las nubes dieron paso a una ceremonia simbólica única, donde una decoración inmejorable de la mano de 21 de marzo creó el entorno idóneo para contar su historia. Y risas, y lágrimas, y palabras y canciones, y besos y abrazos y anillos y pétalos. Y con una destello azul ya casi bajo la luz de las estrellas, nos llevamos a los novios al momento más romántico y apasionado del día. Después del cocktail, Sara y Pedro entraron en el banquete con una mixtape preparada de 10 minutos donde todo el mundo se unió a bailar con ellos y, de esta forma, quedó inaugurada la fiesta.
Para nosotros el video de boda de Sara y Pedro es romance y dulzura, es cariño y pasión, es aventura y misterio, es energía y fuerza… porque todos esos adjetivos es lo que para nosotros son ellos y su relación con el mundo.